Ingredientes:
- 1 kg de mejillones frescos
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de harina
- 1 taza de leche
- 1 cebolla pequeña, finamente picada
- 2 dientes de ajo, finamente picados
- 1/4 de taza de queso rallado (como queso parmesano o gruyere)
- Sal y pimienta al gusto
- Perejil fresco picado, para decorar
- Pan rallado
Instrucciones:
- Limpia y raspa los mejillones para asegurarte de que estén limpios y sin impurezas. Desecha los mejillones que estén rotos o abiertos y no se cierren al darles un golpecito.
- Coloca los mejillones en una olla grande con un poco de agua. Cocina a fuego medio-alto y tapa la olla. Cocina hasta que los mejillones se abran, lo cual tomará de 5 a 7 minutos. Retira los mejillones de la olla y déjalos enfriar.
- Retira las valvas vacías de los mejillones, dejando solo la carne en una de las valvas. Asegúrate de conservar el líquido que sueltan los mejillones.
- En una sartén grande, derrite la mantequilla a fuego medio. Agrega la cebolla picada y el ajo picado, y cocina hasta que estén dorados y fragantes.
- Agrega la harina a la sartén y revuelve bien hasta que se forme una pasta suave.
- Poco a poco, agrega la leche a la sartén, revolviendo constantemente para evitar grumos. Cocina a fuego medio-bajo hasta que la mezcla espese y obtengas una bechamel cremosa.
- Retira la sartén del fuego y añade el queso rallado. Mezcla bien hasta que el queso se derrita y se incorpore a la bechamel. Sazona con sal y pimienta al gusto.
- Precalienta el horno a 200°C (400°F).
- Coloca los mejillones rellenos en una bandeja para horno. Vierte la bechamel sobre cada uno de ellos, cubriéndolos completamente.
- Espolvorea pan rallado sobre cada mejillón relleno, cubriéndolos generosamente.
- Hornea los mejillones rellenos durante aproximadamente 10-15 minutos, o hasta que el pan rallado esté dorado y crujiente.
- Retira del horno y decora con perejil fresco picado.
Los mejillones rellenos de ellos mismos con bechamel y pan rallado son una opción deliciosa y gratinada. El pan rallado le dará una textura crujiente al plato. Asegúrate de servirlos calientes para disfrutar de su sabor y textura. ¡Que los disfrutes!